martes, 31 de agosto de 2010

LAVADEROS DE SANTA CRUZ - AÑO 1.839

LOS LAVADEROS
 SANTA CRUZ DE TENERIFE

Los lavaderos se sitúan en forma cuadrangular rodeando la pared totalmente.

Escaleras en losa chasnera que dan acceso al patio interior .


 Detalle del patio del recinto y de la puerta principal de entrada .

 La Lavandera de Santa Cruz, estatua erigida como homenaje a esas mujeres 
Lavaderos de Santa Cruz de Tenerife , una joya de cantería en losa chasnera que data del año 1.839  convertida en sala de exposiciones .
Hasta los primeros años del siglo XIX, el lugar escogido por las lavanderas de Santa Cruz para llevar a cabo su cometido era el Valle del Bufadero, según manifiesta el historiador Alberto Darias Príncipe en el libro Ciudad, Arquitectura y Memoria Histórica, 1.500-1981. Allí, el Ayuntamiento contaba con una dula de agua que permitía su utilización desde las cuatro de la tarde del sábado hasta la misma hora del lunes. Sin embargo, la deficiente salubridad obligó, en 1820, a prohibir que se lavara la ropa en charcas, planteándose como alternativa la edificación de un lavadero.
Según Darias Príncipe, el consistorio optó primero por un lugar ubicado en el extremo de la calle del Pilar, pero la Junta de Aguas solicitó, en 1838, que se eligiera otra zona. Se buscaba un sitio aislado y con ventilación. Se escogió, entonces, un solar de la familia Grandy, cercano al barranco de Almeida y al final de la calle canales Bajas (Doctor Guigou) porque gozaba de una situación privilegiada y estaba fuera del casco de la ciudad. Las obras comenzaron en 1839, pero fueron paralizadas un año después por la escasez de madera. Finalmente, el edificio se terminó y entregó al Ayuntamiento en enero de 1842 . Pocos meses después, las instalaciones se abrieron al público.
El inmueble tiene planta cuadrada, conformada con cuatro crujías. En el espacio interior, donde en un principio había un patio, se construyó un depósito permanente de agua, cubierto años después a modo de aljibe. Adosadas a la pared, se construyeron 60 pilas de lavar, de las que hoy en día se conservan en el edificio 58. Las dos que faltan se conservan en dependencias municipales, según manifiesta Marina Cabrera, la encargada de cuidar dichas instalaciones actualmente. En uno de los lados se alzaba el habitáculo para el tendedero. Las piedras eran alquiladas a las lavanderas por una pequeña cantidad de dinero, en la que se incluía el precio del agua que utilizaban.
Fuente :  La Opinion de Tenerife

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